Fotografiar una boda es un reto y una alegría, una alegría porque se comparten momentos felices de una pareja que decide unirse en matrimonio. Un reto porque es un acto irrepetible y que se desarrolla dentro de un ambiente de tensión por los preparativos de la boda y la incertidumbre de que algo salga mal; y el fotografo de bodas es el responsable de que todos estos momentos queden bien registrados.
Son demasiados los gastos y los esfuerzos hechos, los cuales, al otro día, irán a la basura y serán solo recuerdos. Por todo esto, la experiencia, la confianza en sus conocimientos técnicos y la habilidad para manejar la situación del fotografo de bodas juegan un papel trascendental. En la fotografia de bodas no hay campo para experimentar: una ceremonia de bodas no se puede repetir para mejorar la calidad de las fotos.
viernes, 2 de octubre de 2009
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